Queridas familias del Colegio de San Juan Bosco:
Hace tres años fui destinada a esta casa que para mí era absolutamente desconocida, como también lo era la preciosa ciudad de Salamanca.
Poco a poco fui entrando en el Colegio, fui conociendo a los chicos y chicas, intenté retomar el grupo de Nuevas Rutas un poco caído a causa de la pandemia… Empecé a poner nombre a los profesores, a los mismos chicos, sobre todo a los que se iban apuntando al Centro Juvenil, a los grupos de confirmación, etc. Fue todo un proceso en el que todos me ayudasteis y me lo pusisteis fácil.
Sólo tres años y me vuelven a destinar a otro lugar y tengo que dejaros. Es nuestra vida. Es lo que profesamos el día que decidimos ser salesianas. Cuesta, pero una vez más, y en todos los sitios que he tenido la suerte de vivir, mi corazón se va enriquecido con vuestros nombres, por las experiencias vividas, también por los gestos de cariño que estoy viviendo en estos días.
Me voy, pero para mí Salamanca ya no es una ciudad desconocida, el Colegio San Juan Bosco ya no es un Colegio más, es “mi colegio” con todo lo que ello conlleva. Es una familia y es lo que me llevo.
Digo “hasta luego” a una realidad que me llena de agradecimiento y voy con ánimo a lo desconocido de nuevo. Me destinan a Sanlúcar la Mayor, en Sevilla. Cambio radical pero con la certeza de que ahí también me esperan personas a las que darme, a las que sin duda entrarán en mi corazón que se va haciendo cada vez más grande y más rico. Sé que el Señor al le entregué la vida me espera allí y eso me da confianza.
Dejo el Colegio con obras, con muchos proyectos, con mucha ilusión, con pequeños que sin duda serán un regalo para todos. Espero que cuando empiece el curso encontrareis todo terminado y yo espero que “algún día” lo pueda ver.
Sed felices y disfrutad ahora del verano. Un abrazo y os pido una oración. Yo también rezaré por vosotros. Con mucho cariño,
Sor Francis
Ah, y si vais a Sevilla, otra bonita ciudad, avisadme y será una alegría volver a encontrarnos.
